Padres e hijos

Hazlo un gran dormilón (cómo ayudarlo a conciliar el sueño)

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A veces, el bebé no quiere (o no puede) conciliar el sueño y sus padres se desesperan. Pero, ¡qué delicia! cuando un bebé duerme tranquilamente, inunda de placidez y ternura a todo el que lo observa. Y más a papá y mamá, que pueden pasarse horas y horas mirando, sintiendo y respirando la felicidad que irradia su hijo. Sin embargo, llegar a ese punto no siempre es fácil.

De hecho, durante el primer año, se ha calculado que los somnolientos papás pueden llegar a perder entre 400 y 700 horas de sueño. Pero no todo son malas noticias: desde muy pequeñitos se les puede ayudar a ser grandes dormilones aplicando unas rutinas básicas antes y durante el sueño.

Así, los niños se beneficiarán de la función reparadora del descanso, que mejora las defensas del organismo, y los mayores también tendrán dulces sueños. Para ello hay que conocer las dos etapas de sueño por las que pasará nuestro hijo durante sus primeros doce meses de vida.

Primera etapa

Es un hecho, el recién nacido duerme unas 16 horas diarias pero, claro está, no ininterrumpidas. En esta primera fase, que se prolonga hasta los tres meses, sus despertares y sueños están relacionados muy directamente con sus tomas. Es decir, la alimentación del bebé hace que los periodos de sueño se sucedan aproximadamente cada tres horas: se despiertan cuando tienen hambre y permanecen así alrededor de una hora en la que se dedican, sobre todo, a mamar.

Poco a poco este tiempo se va incrementando, hasta que cumplen los tres meses y pueden permanecer hasta tres o cuatro horas en plena vigilia. En esta primera etapa no hay más remedio que tener paciencia: lo máximo que suele dormir tu bebé de forma ininterrumpida son cinco horas por las noches. Sin embargo, también es cierto que los tiempos en que se queda despierto suelen ser breves.

Segunda etapa

A partir de los tres meses dormirá algo menos: unas 13 horas diarias. Además, los agotados padres notarán algunos cambios más: la facilidad que tenía hasta ahora para dormirse puede verse alterada. Quiere relacionarse más con su entorno, y dormido intuye que es imposible. Por lo general, ya va sincronizando sus ritmos de sueño de una forma menos agotadora. Es decir, se mantiene despierto durante gran parte del día. Le basta una siesta por la mañana, otra por la tarde y, ¡por fin!, un largo sueño durante la noche. Llegará a dormir una media de ocho horas seguidas hacia los cinco meses. Esta regla no es general: hay muchos bebés que a los tres meses ya son capaces de dormir incluso 12 horas seguidas por la noche.

Consejos:

1.Hay que fijar una hora para que el bebé se acueste y no variarla si no es estrictamente necesario. Lo importante es que los padres observen la hora en la que su pequeño empieza a mostrarse más somnoliento y aprovechar para que se duerma siempre más o menos en ese momento. En caso de que sea excesivamente temprano o excesivamente tarde, se puede ir ajustando la hora aumentándola o retrasándola. Habrá que ir modificando un cuarto de hora al día hasta dar con un tiempo que a ustedes les parezca adecuado y cómodo.

2. El chupón es un buen tranquilizador, puede usarse si hace falta para que concilie el sueño. El bebé en útero tiene el hábito de succión no nutritiva y es una fuente de placer. No tienes por qué impedirle ese disfrute. Es a partir del año y medio cuando generalmente el chupón se convierte en un elemento perturbador. Hasta entonces, no supone ningún problema. Se recomienda usarlo únicamente como conductor del sueño y retirárselo justo cuando ya empieza a cerrar los ojos.

3. Puedes influir en el sueño de tu hijo actuando durante el presueño. Sólo hay que practicar el mismo ritual antes de que se duerma: mecerlo, cantarle canciones de cuna o utilizar un tono de voz relajante cuando llega la hora de dormir puede ayudar a tranquilizarlo, es decir, a prepararlo para tener dulces sueños.

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