Padres e hijos
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Poner límites es toda una tarea para muchos padres, quienes se pueden preguntar qué significa realmente hacerlo. Los límites se pueden imaginar como un molde que sirve para contener el espacio donde los niños crecen, lo que les da tranquilidad, confianza y favorece el aprendizaje.

Es muy importante, que los niños aprendan hasta donde pueden llegar en la relación con sus padres, con sus iguales, en la casa, en la escuela y en todo contexto o situación que los rodea. Por lo mismo, poner límites básicamente se trata de decirle NO. En ocasiones es difícil decir “no” y realmente cumplirlo, ser firmes y constantes. Pero es una manera de demostrar amor considerando al niño como una persona única y dándole todas las herramientas para que a lo largo de su vida, sea independiente, funcional y con autocontrol en cualquier lugar o circunstancia.

¿Cómo y cuándo poner límites?

Se recomienda considerar lo siguiente:

  1. Hay que ser reales, como adulto se tiene que cumplir lo que se dice y con esto enseñarle por qué ellos están aprendiendo de ti.
  2. Transmitir los límites con lenguaje fácil y claro para que lo comprendan, por ejemplo: «Sí puedes… No puedes…
  3. Es importante que el niño entienda que las normas y los límites son claros, es decir, no tienen modificaciones, por lo tanto, se tienen que respetar por el bien del niño, empezando por nosotros.
  4. No entrar en pleito ni decir “porque yo digo”, los límites son claros y son para todos.
  5. Decir la palabra NO con un sentido y propósito real.
  6. Cuando se rompe un límite o norma, debe de existir una consecuencia, una que ayude a que el niño se autorregule de acuerdo a su nivel de pensamiento y desarrollo; por parte de los padres se tiene que ser coherente y cumplirlo.
  7. Es importante comprender que una consecuencia no se refiere a golpes, la recomendación en las consecuencias es que sea directa sobre el límite que se rompió, por ejemplo: si el niño se enojó y aventó su juguete, lo tiene que recoger y no puede seguir jugando con ese juguete, porque lo aventó.

Un adulto NUNCA, debe de reaccionar igual que el niño, ya que el adulto es su modelo principal, el consciente y por consiguiente, es quien tiene autocontrol. Por lo tanto, si el adulto responde de la misma manera que el niño, el niño va a aprender y reforzar que la conducta que está tomando es la correcta.

En ocasiones el niño busca la manera de rebasar el límite, a veces desafían, chantajean o manipulan, no porque sean “malos”; en este caso, si se le da al niño lo que pide o se cae en el “juego” se está construyendo una imagen deformada de la realidad, cuando cedemos ante un berrinche nosotros los adultos, no estamos respetando el límite, la norma y la consecuencia.

En conclusión, aunque sea difícil como padres, lo ideal es poner límites desde pequeños. Se considera como una etapa fundamental para establecer límites a los niños desde los primeros meses de vida, hasta los 5 años de edad.

Por Lic. Gala María Gómez Miranda, terapeuta de lenguaje, aprendizaje, psicomotricidad y voz (niños, adolescentes y adultos). Tel.55 2898-0558 / email: gala.gomez.terapeuta@gmail.com / www.galagomezterapeuta.com.mx/ FB: Terapia de Lenguaje, aprendizaje y voz

 

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